Iturgaiz nos retrata con maestría una parte de nuestra historia pocas veces plasmada en novelas, más allá de Valle-Inclán o como ya hiciera Miguel de Unamuno en su libro “Paz en guerra” donde nos relató el conflicto y testimonios de primera mano sobre los cruentos enfrentamientos en 1874 entre Carlistas y Republicanos; un episodio que fue devastador en el norte del país, sobretodo en Cataluña y País Vasco. La tercera guerra carlista como toda guerra fue un sanguinario sinsentido. “La mirada de la ausencia” arranca cuando los carlistas cercaron la capital Vizcaína mientras los liberales se rearmaban en la retaguardia; en uno de esos bombardeos en el centro de Bilbao se conocen Javier Garay fotógrafo con grandes planes para con su carrera y vida y la joven Inés Otaola quien acaba de perder su trabajo como planchadora y no termina de ver su futuro en una ciudad que no siente como suya. Ambos protagonistas provienen de cercanos caseríos con familias y costumbres arraigadas a la tierra y el aire libre, y ambos intentarán abrirse camino en un mundo plagado no solo de guerras, sino también de hambrunas y escasos trabajos mal remunerados. En cuanto a los protagonistas principales están muy bien definidos, creo que cualquiera que lea esta historia le será fácil verse reflejado en ellos, y lo mismo pasa con los secundarios y no menos importantes, que hacen que te encariñes con ellos, por ternura, cercanía, sintiendo sus miedos, viendo como avanzan o no, sus esperanzas, como en el caso de Ignacio el hermano pequeño de Inés, estudiante y partidario de los carlistas, o el vecino anciano Francisco más apegado a la causa liberal; todos ellos irán en muchos momentos a la deriva pero nunca dejarán de tenderse la mano o arrimar el hombro por conseguir la paz y su lugar en el mundo. Una historia que se lee en un suspiro, que se disfruta por la fortaleza de los protagonistas y se sufre a partes iguales por culpa de las contiendas. Mezcla de novela histórica y romántica sin llegar a ser aburrida en las partes bélicas ni empalagosa en las más dulces. Para quien conozca Bilbao y alrededores verá una ciudad totalmente reconocible a pesar de los años transcurridos entre 1874 y la actualidad. Por mi parte, muy recomendable. ?
hace 6 años