Invierno de 1284. Los habitantes de Draguan, una pequeña población del condado de Toulouse, viven aterrorizados desde que el río arrastró hasta ellos unos cuerpos descuartizados. El obispo Haquin envía a unos hombres aguas arriba para investigar el crimen y estosvuelven con una extraña noticia: en mitad de unos nauseabundos pantanos han descubierto un pueblo en ruinas, Harteloup. Nadie sabe qué les ocurrió a sus habitantes. El descubrimiento despierta el interés de Roma hasta que un nuevo asesinato, esta vez sacrílego, reclama su atención: ahora es el obispo Haquin el que aparece muerto en extrañas circunstancias. Dos investigaciones han quedado abiertas: la del monje Chuquet, a la caza del asesino del obispo, y la del cura Henno Gui, sobre las circunstancias que convirtieron Harteloup en un pueblo maldito. Ambas son dos cabos de un mismo ovillo que acabarán desvelando una serie de tenebrosas maquinaciones en el seno de las altas esferas eclesiales.