Después de dos décadas escribiendo, Una puerta al río, obra de madurez situada en la Norteamérica de los años 1950 y primeros 60, es posiblemente el libro que Barry Gifford estaba destinado a escribir. Un mosaico de recuerdos, obra de la imaginación, cuyo paisaje es el de un mundo turbulento, relato de una infancia y adolescencia inequívocamente americans, visto con los ojos y la mirada perpleja e inocente de Roy, un niño de siete años.