Un barrio obrero de las afueras de Almería a principios de los años noventa es testigo de los juegos de un grupo de chavales de sus calles en los años previos a la entrada en la adolescencia. El aeropuerto de la ciudad y su interminable pista de despegue pone fin a los confines de esa barriada y se conecta con ella mediante túneles subterráneos bajo la autovía que esos jóvenes atraviesan en ocasiones para jugar en los campos cercanos al aeropuerto.
Un día, uno de ellos lanza el balón con tal fuerza que llega a la pista de despegue, proponiéndose entrar en ella ante el miedo de los demás niños por el revuelo que puede ocasionar. El protagonista, detenido durante unas horas en una dependencia del aeropuerto, coincide con un enigmático personaje huido de la justicia que cuenta al chaval su historia.
Décadas después, ese niño, recién estrenada la cuarentena, escribe un libro animado por sus antiguos amigos y busca, a través de esa novela, no sólo reconstruir aquel episodio del balón e investigar que hubo de verdad en las vivencias que aquel día le contó el desconocido, sino también recuperar el contacto con uno de aquellos niños, que abandonó el barrió junto a su familia de forma inesperada y sin explicaciones.
La historia, narrada por el autor manteniendo en vilo al lector hasta más de la mitad de la novela, va perdiendo fuelle e interés en sus últimas cien páginas. Juan Manuel Gil crea intencionadamente una confusión entre lo que el niño escuchó de la vida del adulto en la sala del aeropuerto en la que ambos eran detenidos, la historia del amigo que abandonó el barrio y que reproduce las vivencia de aquel hombre, y la metáfora de los túneles que conectan el barrio y el aeropuerto con la forma con la que, en el libro, una vida se conecta con otra. De esa manera, lo que empieza siendo una novela de gran altura, si bien no cae en el estilo ni en la calidad de su escritura, acaba desvariando en una ficción en la que el lector, perdido, se pregunta hasta qué punto ha leído una confusión onírica inverosímil bien narrada en primera persona.
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hace 1 año
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