Un violador anda suelto por las frías calles de granito, dejando tras de sí una estela de mujeres marcadas, torturadas. Sin embargo, este no será el caso del inspector Logan McRae; él tratará de resolver cuál es el motivo por el que se ha abandonado el cadáver no identificado de un hombre, delante del hospital de Aberdeen. El rastro que ha dejado la muerte de este individuo lo conducirá por las oscuras sendas de la pornografía. Parece ser que se ha desarrollado en la ciudad toda una comunidad bondage que disfruta del dolor y la brutal violencia que se puede imponer a otros. Logan no tendrá más remedio que aventurarse por el crepúsculo que suponen las librerías para adultos, las fábricas de películas porno y sus estrellas, los sádicos y los masoquistas. Lugares y personas que pocas veces resultan ser lo que parecen. Cuando la policía finalmente coge al violador de la Ciudad de Granito las celebraciones son efímeras. Los medios de comunicación, sus grandes seguidores y el aturdido tribunal fuerzan al cuerpo de policía a dejar ir al sospechoso. Pese a tenerlo bajo vigilancia, los ataques a mujeres no cesan. ¿Será realmente este el asesino? Si es así, ¿podrán atraparlo? Jackie Watson, el ordenador que tiene por novia, mantendrá hasta el final su convicción de que la estrella de Aberdeen es el culpable y hará todo cuanto esté en su mano para demostrarlo. Este será sin duda el mayor infierno para nuestro inspector.