Durante años había contemplado, en mis relaciones sentimentales o en las de quienes me rodeaban, cómo los celos transformaban a las personas en monstruos. Durante años, por tanto, fui engordando la idea de escribir una novela en la que se mostraran esas pasiones, casi siempre bajas y absurdas, que aparecen cuando uno de los dos amantes duda del amor del otro. Los amores confiados es el resultado. En ella, el narrador cuenta una historia de crímenes que sirve de espejo de la que él mismo vivió. Dos historias paralelas, enfrentadas, iguales.