En un primer instante, a Clara le sorprendió que un abogado de tanto postín hubiera aceptado el caso. Luego, casi inmediatamente y sintiéndose algo estúpida por el mero pensamiento, recordó que su cuñado era un hombre adinerado, probablemente convencido de la posibilidad de llegar a buen puerto en el juicio gracias a la obscena cantidad del cheque que agudizaría la pericia del letrado. Los encuentros entre Clara y Nicolás, abogado penalista encargado de la defensa de su sobrino Marcos en un juicio que ella daba por perdido, despertarán en Clara recuerdos y sentimientos que creía enterrados y que nos desvelarán la historia de las hijas del feriante: dos hermanas con personalidades radicalmente opuestas, condenadas a quererse y marcadas por un pasado en común.