“La vida está en otra parte” de Milan Kundera fue el libro que elegí para iniciar este 2017, fue publicada por primera vez en México en el lejano 1979 (editorial Seix Barral, Biblioteca Formentor, con prólogo de Carlos Fuentes) y tratando de comentar algo sobre él la manera más suave posible, creo que me equivoqué en la elección. Trataré de explicarme: Primero, el protagonista de la novela, Jaromil, un pusilánime y mediocre escritor, aspirante a poeta, con un ego tan grande, como tan enorme es la vulgaridad de sus textos, es un personaje insufrible, como también lo es su madre, una mujer posesiva, que con sus mimos convirtió a su hijo en el hombre que llegó a ser. Segundo, la estructura que utilizó Kundera, es tan complicada, que la tuvo que explicar en El arte de la novela : “cada capítulo tiene la intención de ser narrado en un modo diferente: primera parte: narración “continua” (es decir, con vínculo causal entre los capítulos); segunda parte: narración onírica; tercera parte: narración discontinua (es decir, sin vínculo causal entre los capítulos); cuarta parte: narración polifónica; quinta parte: narración continua; sexta parte: narración continua; séptima parte: narración polifónica”. Juan Pablo García (www.profetica.com.mx) nos explica que “cuando Kundera habla de narración polifónica se refiere a un entrecruzamiento de la vida de su personaje imaginario con episodios paradigmáticos de la vida de poetas como Rimbaud o Lermontov, fundamentales porque son símbolos que marcan y determinan la existencia de Jaromil y porque nos recuerdan lo que Baudelaire dijo acerca de la existencia: el hombre es un niño extraviado en las selvas de los símbolos. Al igual que en una sinfonía, el ritmo de lo escrito está íntimamente ligado al acontecimiento y a su significación, pero sobre todo es el instrumento que permite la comunicación de lo emocional. En el capítulo sexto Kundera se permite una digresión acerca de lo que ha construido hasta ese momento, y dice: “El tiempo de este libro transcurre a ritmo contrario de la vida real, ello se debe a que contemplamos la historia de Jaromil desde la atalaya que hemos levantado en el punto de su muerte […] nuestra novela está limitada por la visión que hay desde la atalaya dónde sólo se ve a Jaromil y a su madre.” “Hay una meta, pero no hay un camino; lo que llamamos camino es vacilación.” dice Kafka”. Carlos Ramirez (Revista Proceso, 20 de octubre de 1979) nos reseña que: “La historia de La vida en otra parte, es, por otra parte, interesante aunque mal resuelta: un poeta nace en un ambiente familiar opresivo y enajenante y crece y se desarrolla en una sociedad que asume —con sus propias peculiaridades— las mismas características. El poeta Jaromil vivirá siempre, por designios de su creador, en una cárcel de símbolos que operan para el protagonista y para el lector. El estilo literario de Kundera es explicativo, digerido, directo. Del lector, espera solamente comprensión. Es una lectura asimilada y no cómplice y de búsqueda. Más que desmantelar un mundo, prefiere dar sus conclusiones. Hay más contenido que creación.” Tercero: Si necesito tanta explicación para comprender la historia que estoy leyendo, malo el cuento, o, quizá el inicio del 2017 en México no me permitió leer “La vida está en otra parte” con la concentración que su lectura requería, o quizá, puede ser, aunque es poco probable, que “La vida está en otra parte” haya envejecido de mala manera.
hace 4 años