La única historia de Julian Barnes es una novela de amor, al menos así lo parece. Técnicamente hablando es un libro muy bien escrito, sin escándalos, toda la narración transcurre en un mismo tono, aun los momentos de crisis y de intensidad emocional transcurren a un mismo ritmo lo que puede llegar a ser un poco abrumador porque la historia de por sí en algún punto se vuelve asfixiante. El autor juega con la voz del narrador que durante el transcurso de la historia va haciendo saltos entre la primera, segunda y tercera personas. El contenido como tal es la historia de amor, con todos sus accesorios, que surge entre un joven de 19 años, Paul, y una mujer de 48, Susan, quien es casada y tiene dos hijas mayores que Paul. Está narrada a 50 años de distancia desde que ocurriera, y desde el punto de vista de un Paul adulto, analítico, frío. Inicia con la frescura de estas dos personas que se conocen por azar al ser elegidos como pareja para jugar un torneo de tenis, todo parece emocionante, nuevo y diferente para Paul y Susan, para el lector también, sin embargo, poco a poco la historia se va transformando y el autor nos deja ver que no todo es lo que parece, y que si bien la historia se puede contar desde el lado optimista, las cosas también tuvieron otra cara agria y desesperanzadora. Es una historia dura y triste que en momentos puede llegar a hacerte sentir desesperación, frustración, incluso asfixia, porque visto desde fuera uno quisiera gritarle a Paul, YA BASTA, VETE YA, ¿QUÉ HACES AHÍ? y, sin embargo, él elige permanecer.
hace 1 año