Es un libro muy "japonés", se recrea en los detalles, en el placer y felicidad que dan las pequeñas cosas de la vida: la comida, el té, la escritura, la relación con los convecinos y es muy bonito ver como poco a poco (asistimos a un año completo de la vida de Poppo, su primer año al frente de la papelería), se va reconciliando con su abuela a través del trabajo que heredó de ella y que realiza con mimo y cariño como lo hacía su predecesora. Como bien dice Elvira en su comentario, acabas con una sonrisa, transmite paz. Y te quedas con ganas de saber más sobre cómo transcurrirá la vida de Poppo.
hace 2 meses