Ésta es la primera novela de la saga familiar Rougon-Macquart, serie con la que Zola quiso desarrollar su teoría sobre el naturalismo y la importancia de la herencia genética. Ambientada en Plassans, una pequeña ciudad francesa, en 1851, conocemos el origen de la familia y más profundamente a alguno de sus miembros, como Pierre Rougon, ambicioso y obsesionado por la riqueza, o Silvère, un joven enamorado e idealista. El retrato de la época es muy bueno, con una descripción minuciosa y muy realista, no sólo de los personajes, sino también del escenario político y social. Debido a esas extensas y detalladas descripciones, su lectura actual a veces se hace algo pesada, aunque alterna también acción y muchos personajes. Me ha gustado y espero seguir pronto con la saga.
hace 12 años