Una novela muy hermosa. Es la primera que leo del padre del naturalismo Émile Zola y no será la última. Tiene descripciones muy precisas que nos permiten imaginar a la perfección como es el ambiente en el que se desarrolla cada acción. No son abundantes los diálogos, sino que predominan las descripciones de las acciones, pero a pesar de esto, lo hace de una manera tal que parece que lo estemos viviendo ,sin hacer falta los tan necesarios, al menos para mi, diálogos. Hay momentos muy graciosos a lo largo de la obra, y también personajes llamativos. Como lo es la frívola Naná que solo está interesada en conseguir todo el dinero posible y ser una mujer chic, sin importarle en absoluto los asuntos del amor. Para ella amor es solo un medio para alcanzar sus objetivos y se ríe de todos aquellos que se enamoran de ella, pues es incapaz de comprender esos sentimientos. Además Zola , en la figura de Naná, consigue plasmar a la perfección la opinión de la corriente naturalista , que cree que las personas están condicionadas por su herencia genética, tal como ocurre con la cortesana Naná, que si bien llega a ser una persona importante en la alta sociedad, no deja de ser una chica del arrabal que no sabe disfrutar de su nueva situación ni quedar satisfecha porque siempre tiene ansias de más. Por último cabe destacar la cantidad de metáforas magistrales que usa el autor para demostrar el ascenso y caída de la protagonista, logrando así plasmar la degradación de la sociedad francesa de finales del 2º imperio en la sublime figura de la cortesana Naná. Lo único que podría considerar una contra de la novela, es que si bien hay varias situaciones trágicas, me hubiera gustado poder sentir mayor frenesí. Aún así es un libro recomendadísimo y, como ya he dicho, ha logrado impulsarme a leer más de este maravilloso autor.
hace 13 años