La novela es la radiografía de una pasión, el retrato de un amor imposible y, en tanto que eso, tal vez perfecto. Una mujer es el objeto de la delirante especulación del hombre que la ama enfermizamente, quien confiesa a su mejor amigo los pormenores de su pasión no correspondida y el infierno por el que atraviesa. La dama del Viento Sur, que constituye una transgresión moral de primer orden, nos cuenta de modo descarnado aquello que el joven Werther no llegó a decir o sentir porque su mundo era otro y por tanto también sus códigos morales y estéticos. La sólida construcción de esta novela nos remite a un ámbito en el que locura y lucidez cohabitan en total armonía, dando como resultado una lectura difícil de olvidar.