Frank Barry era un asesino que pertenecía a la peligrosa categoría de terroristas que matan por dinero o por el sólo hecho de matar. El Servicio de Inteligencia Británico tenía imperiosa necesidad de hacerlo desaparecer. Decidió buscar la colaboración de Martin Brosnan, asesino, que estudiaba minuciosamente las posibilidades de acción para no equivocarse, y que, además, era un dedicado poeta. Por ejemplo, en lugar de cumplir el compromiso de asesinar a un general inglés, dejó una rosa.