“Mientras mi padre nos contaba por teléfono que habían asesinado a mi hermano pequeño, se podía ver desde el balcón, tras los setos de mirto y laurel donde termina el jardín, a una pequeña cierva comer bellotas de una encina. No era urgente llorar, ni tratar de comprender lo que había pasado, ni comunicarle a nadie nada. Tendríamos el resto de la vida para eso.”
Estaciones de regreso es un libro sobre el duelo y es también el detonante para modificar todo lo que hemos convertido en cotidiano, lo que cambia el foco y la lente con los que vemos el mundo y su recuerdo. Un camino que se abre para transformarnos en algo nuevo.