Mucho arroz para tan poco pollo. Lo que parecía ser una buena puesta en escena: La adormecida España franquista de los años 60 con su rancia aristocracia, sus "nannies", y sus repulsivos crímenes de época; se queda al final demasiado vana o superflua. Muy lánguida, perlada de muchos momentos planos. Hay algo en ella que te rechina y que te crea más de un recelo. No cala, no deja huella... Las interrelaciones de muchos de los personajes resultan de todo punto estrambóticas e increíbles. Y es que en mi opinión -por más que uno quiera- no se puede pasar del protocolo al compadreo, con un simple ardid de magia o un leve chascar de dedos.
hace 7 años