Gran número de críticos coinciden en afirmar que Dashiell Hammett (1894 - 1961) construyó un universo de ficción autónomo pero profundamente conectado con la realidad de su tiempo; su experiencia personal como detective de la Agencia Pinkerton le permitió adivinar, tras la apariencia de prosperidad de los años veinte, los mecanismos de brutalidad adquisitiva, competitividad fraudulenta e hipocresía moral que gobernaban la sociedad norteamericana. Esa labor narrativa, que elevó el género policíaco desde la condición de mero pasatiempo hasta el más alto nivel literario, comienza precisamente con los relatos incluidos en este volumen y que protagoniza El Agente De La Contiental, personaje que reaparece en ""Cosecha Rojo"" y tiene muchos puntos de contacto con los héroes éticamente ambiguos y complejos del resto de sus novelas: Sam Spade en ""El halcón maltés"", Ned Beuamont en ""La llave de cristal"" y Nick Charles en ""El hombre delgado"". Como señala Steven Marcus en el prólogo a este volumen, Hammett abandonó la narrativa, tras diez años de intenso trabajo, ante la imposibilidad de soportar la tensión del género que había ideado: ""No pudo mantener por más tiempo el sistema cambiante, complejo y equilibrado de contradicciones del que manaba su creatividad, ni continuar asimilando las opacidades literarias, sociales y morales que caracterizan lo mejor de su obra"".