Tras el fallecimiento inesperado de su hija, Roger Rosenblatt y su mujer se desplazan a casa de su yerno para ayudar en el cuidado de sus tres nietos, de poca edad. La trágica muerte y el cambio de vida que implica la nueva situación, junto con recuerdos variados, se plasman en estas páginas, probablemente un ejercicio literario imprescindible para el autor en el duelo por su hija.
El libro no se divide en capítulos si no en fragmentos independientes narrados en primera persona, alternando presente con pasado. Personalmente no me ha entusiasmado, me ha resultado un poco monótono y con un estilo demasiado americano, pero creo que puede resultar un testimonio bonito e interesante según la situación personal de cada lector.