Se trata de una obra corta, de lectura rápida y amena, en la que Woolf se erige en biógrafa de Flush, el perro de la poetisa Elizabeth Barrett. No se trata de una obra de ficción y sorprende lo bien documentada que está, con citas textuales incluso, como si se tratara de la biografía de un personaje histórico. Woolf relata la vida de Flush desde que era un cachorro y nos muestra el mundo a través de sus ojos y, sobre todo, de su sentido del olfato. Incide mucho en la complicidad con su dueña, lo que hace de ella una obra muy tierna y de grata lectura. Imprescindible para los amantes de los perros.
hace 11 años