En octubre de 1862, el emperador de Etiopía mandó una carta a la reina Victoria en la que le ofrecía una alianza y, tras dos años esperando respuesta, decidió encarcelar al representante de británico como represalia y protesta por el desinterés de su majestad. Este incidente diplomático, que desencadenó el envío de una expedición militar angloindia formada por 32.000 hombres y encabezada por sir Robert Napier, es el punto de arranque de la nueva aventura de Harry Flashman, que en esta ocasión hace un trabajo ¿entre líneas?, muy cerca de los servicios secretos británicos, que no tardan en revelarse como un nido de traidores y cobardes. Sin embargo, el pragmatismo, el cinismo y la capacidad para el engaño de Flashman no encuentra parangón ni en situaciones como ésta, y es lo que le permite salir no sólo airoso, sino como un dechado de virtudes patrióticas. Por su parte, las sugerentes y aguerridas reinas africanas que le surgen al paso ponen la nota picante a una novela divertidísima.