¿Qué podía hacer yo por san Mateo? Porque algo tenía que hacer: no era posible permanecer inerte, inactivo, tras semejante emoción, tan profunda estéticamente, que pocas veces me había asaltado de esta manera en la vida. He dicho “emoción estética”. Y con toda sinceridad, ya que fue ése el aspecto en el que se presentó, prepotente y visionario, el aumento de la vitalidad