Mares, pantanos y lagunas cubren la mayor parte de la Tierra. El aumento de la temperatura ha propiciado un clima tropical, de manera que la flora y la fauna proliferan de forma extraordinaria y el mundo parece volver al triásico. Los pocos humanos deben desplazarse en embarcaciones y sobrevivir con los escasos restos de civilización que pueden encontrar en los pisos más altos de los rascacielos ahora sumergidos. Viven continuamente amenazados por animales, insectos y enfermedades, que ahora son difíciles de combatir. En este mundo, Kerans intenta sobrevivir, aunque muchas veces parece más el aliado que el enemigo de una naturaleza que intenta eliminar al hombre. Sin embargo, más allá de la aventura, el desarrollo psicológico de los personajes encuentra su reflejo en imágenes maravillosas y sorprendentes, pues la lucha se plantea también dentro de cada persona y entre ellas, porque el infortunio común no es obstáculo para seguir con envidias, rivalidades y egoísmos...