A., diplomático, vive en París junto a S., su mujer y su hijo Iván, de quince años. Un domingo de invierno al mediodía, A. y S. salen a comprar el regalo de un amigo y al regresar, sin que nada lo hiciera prever, se enfrentan al descubrimiento más terrible que cualquier padre pueda imaginar: el suicidio de su hijo Iván. Treinta años más tarde, A. decide relatar el terrible suceso que marcó para siempre su vida. Con gran rigor y detalle, A. reconstruye las primeras horas de la tragedia: el cuerpo inerte, la sangre, su estupor, la desesperación de la madre, la llegada de los gendarmes, los fríos trámites, el entierro en el cementerio Père Lachaise. El dolor, la vergüenza, la culpa, la ira. La necesidad de desentrañar lo que jamás creyó posible lleva al autor a emprender un tour de force detectivesco por el alma del hijo, de pronto desconocida.