Historia de un crimen perfecto es la confesión en primera persona del asesino Eric Rot. A través de cien páginas redondas -en las que se adivinan ecos de Hitchcock y Poe-, este relato nos habla sobre el peso insoportable de algunos secretos.
En Noche de almas, el lector acompaña a una pareja de mochileros que han medido mal sus fuerzas en una travesía por el desierto. Cuando, al borde de la extenuación, al fin llegan a una antigua casa colonial rodeada por un extraño círculo de piedras, piensan que están a salvo. Sin embargo, será entonces cuando empiece la verdadera pesadilla.
Por último, Sycamore Avenue nos presenta a un narrador insomne que pasa las noches en vela mirando por la ventana. Hasta que una madrugada cree ver una enigmática silueta en la mansión abandonada del final de la avenida, un lugar vacío desde hace décadas y envuelto por absurdas leyendas.
Unidas por su ritmo adictivo, una poderosa atmósfera y el estilo inconfundible de Mikel Santiago, estas tres novelas cortas –perfectas para leer en la penumbra, tal vez durante una tormenta– muestran de nuevo la maestría de uno de los mejores autores de suspense a nivel internacional.