He disfrutado leyendo esta novela negra, clásica novela negra: asesinatos, intriga y retrato de la sociedad de la época desde los bajos fondos hasta la clase medio-alta en plena decadencia. A lo largo de la narración se suceden mentiras, maldades, avaricias, traiciones… y, aún así, la obra aparece salpicada de humanidad casi redentora.
El personaje del inspector Méndez, soez y fastidioso, aunque ocurrente y divertido, e incluso tierno por momentos, con su peculiar forma de ver la vida y de llevar la investigación, de vuelta de todo, nos deja conocer el interior de otros personajes de la novela, enriqueciendo la narración. Muy cómico resulta cuando el inspector coincide en escena con personajes de un mayor nivel social y cultural.
Es la primera vez que leo algo de la serie Méndez, pero seguro que no podré resistirme a saber algo más de sus andanzas.
hace 12 años
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