Quien tenga en sus manos “Como la sombra que se va” y conozca previamente al escritor sabe que probablemente se encuentre ante un buen libro. La lectura de la novela no solo lo confirma, sino que nos deja sin palabras, estamos ante una obra magnífica. Sería difícil englobarla en un género concreto, pues dos historias distintas se desarrollan paralelamente. Por un lado se describen los días que pasó James Earl Ray, el asesino de Martin Luther King, en Lisboa, en el mes de mayo de 1968. Alternativamente el autor hace un ejercicio de introspección y recuerda su vida laboral y familiar en Granada y sus “escapadas” a Lisboa. La capital lusitana es el nexo que une ambas tramas. Por si aún no estábamos satisfechos, en los últimos capítulos nos trasladamos a Memphis, escenario en el que tuvo lugar el asesinato, donde el autor se atreve a recrear la vida y últimos pensamientos del defensor de los derechos de los afroamericanos. Inmenso el trabajo de investigación y la pasión, casi obsesiva, con que ha sido llevado a cabo. Sin olvidar el ejercicio de introspección de Muñoz Molina, que incluso se ha sumergido en el análisis del propio proceso creativo. Hay que advertir que, sin ser una lectura compleja, no es tampoco una lectura ligera. Requiere atención y calma para ser leída y disfrutada en toda su plenitud. Los lectores avezados seguramente disfrutarán de ella, no tanto los que sólo suelan leer best sellers. Novela extensa y difícil de resumir por la gran cantidad de aspectos que toca, muchos más de los que caben en una simple reseña. Destaca cómo el autor logra meterse en la piel y pensamientos de los personajes, así como la minuciosidad con la que se fija en los pequeños detalles. Diferentes voces, tiempos, lugares y puntos de vista, junto a una prosa soberbia, componen esta excelente y a la vez peculiar novela. Sin duda una de sus mejores obras, para leer y disfrutar pausadamente. (Esther Rodríguez, 25 de junio de 2015)
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