Estuvieron 69 días atrapados bajo tierra en pleno desierto de Atacama, Chile. Las primeras semanas sobrevivieron con apenas dos cucharadas de atún cada 48 horas, soportando el calor endemoniado de una mina de cobre y oro que tras un derrumbe de rocas gigantes, los mantuvo soterrados 69 días, a casi 700 metros de profundidad. Pese a la gravedad de la tragedia, los 33 mineros de Atacama, consiguieron escapar de la muerte y hoy viven para contar sus historias. “Estuve con Dios y estuve con el diablo. Se pelearon y ganó Dios, me agarré de la mejor mano”, relató el minero Mario Sepúlveda una vez rescatado, junto a sus 32 compañeros, desde las profundidades de la tierra. El periodista chileno Manuel Pino Toro acompañó de cerca el drama de estos trabajadores y sus familias, y participó de las vigilias eternas que se realizaron en el campamento “Esperanza” instalado en la superficie de la mina San José.