Mientras las iglesias ardían, la violaron y le amputaron los pechos. Ese día, la Hermana Àngels de Santa María del Mar de Barcelona dejó de poner la otra mejilla.
Años más tarde, sin su hábito y disfrazada de hombre, se unió a la División Azul, en su camino a invadir la Unión Sovética, con un plan muy personal para luchar contra el comunismo: perseguir y matar a uno de los milicianos republicanos que destrozaron su vida.