La novela nos traslada a Marias Coulee, un pequeño pueblo de colonos en el oeste americano, en el estado de Montana, en 1909. La familia Milliron, padre con tres hijos, cuya hogar se encuentra bastante descuidado desde el fallecimiento de la madre un año antes, decide responder a un anuncio en el periódico en que una viuda, que “no cocina, pero tampoco muerde”, se ofrece para trabajar como ama de llaves. La llegada de Rose significará un antes y un después, no solo para los Milliron.
El narrador de la historia es Paul Milliron, el hermano mayor, que casi 50 años más tarde, y como superintendente escolar, recuerda con nostalgia aquellos tiempos pasados.
En mi opinión, es una novela amena, entrañable y por momentos divertida, que plasma el modo de vida de los colonos y que se centra, sobre todo, en los pequeños Paul, Damon y Toby y sus aventuras diarias, que son una delicia de leer. Son situaciones cotidianas que en estas páginas adquieren una dimensión universal. Una trama bien construida, bellas descripciones y con personajes tan bien perfilados que uno se siente como si se encontrara allí, uno más entre ellos.
También es muy destacable el papel que se da a las escuelas rurales, en particular a las de aula única, como la de Marias Coulee. En este sentido, el papel de Morris Morgan, un personaje singular, es fundamental en la historia.
Me ha gustado mucho y no puedo más que recomendar su lectura fervientemente.
hace 2 años
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