No me atrevería a calificar esta obra. No sé si soy yo, que sencillamente no la comprendo, pero me da la sensación de que estoy leyendo un diario personal más que unos relatos. Como si Angélica hubiera cogido el boli y hubiera empezado a escribir un montón de ideas locas, a priori inconexas, sin filtro; vomitando deseos y fantasías horrendas que habitan en nuestro interior y de las que nadie se atreve a hablar. El ritmo es sofocante, rabioso. Nada correcto. Tampoco incorrecto porque en todo momento no dejan de ser delirantes visiones, opiniones subjetivas. Por eso parece un diario. Es como si estuviese invadiendo la intimidad prohibida de una desconocida. Me he sentido en todo momento intrusa y en muchas ocasiones ha llegado a mí la empatía. Una empatía poco común, la oscura, la de "yo también he fantaseado con esa pesadilla, con el asesinato, con la matanza. No estás loca, seguramente lo diga en voz alta, pero en el fondo sabemos que esto nos conecta, forma parte de nuestra naturaleza. La que es de verdad, la perversa."
hace 6 años