Su legendario origen, muy anterior a la tradición bíblica, se diluye en la bruma del tiempo. Su verdadero nombre es desconocido: Demonio, Satán, Ahriman, Baal, Lucifer, Belcebú, El Ángel Caído, El Maligno y tantos otros no son más que inútiles tentativas humanas de nombrar al Innombrable. Su apariencia, igualmente múltiple y escurridiza: serpiente, macho cabrío, hermosa doncella seductora, misterioso caballero, gato negro, híbrido cornudo con pezuñas y rabo, bello andrógino, vampiro y mil máscaras más, nos habla de su astucia y recursos.