Tras perder a sus padres y empezar la menopausia, Pocock, su marido y su hija, abandonan su vida londinense para habitar la salvaje Montana. Allí contacta con los movimientos ecologistas radicales y la búsqueda de un nuevo sentido para la existencia en un planeta amenazado por el cambio climático. Entre las memorias, el periodismo de investigación y la nature writing, Pocock nos cuenta cómo se une a las comunidades de «carroñeros» que siguen técnicas ancestrales de caza y refugio; se infiltra en las agresivas asociaciones de survivalistas; vive una profunda amistad con una mujer trans que se enfrenta al ecocidio y replanta las semillas sagradas de los pueblos nativos; o se introduce en el movimiento ecosexual, que promueve el activismo medioambiental y la comunión radical con la naturaleza.