La idea de la España imperial no fue española, como sostiene sin crítica la tesis nacionalista española con honrosas pero escasas excepciones. ¿Qué imperio? demuestra que la única aportación de los españoles a las ideas de Carlos V y su corte fue la reserva al pretendido cesarismo y muestra las diversas posiciones que en aquel momento existieron respecto al mismo. El mismo Emperador fue decepcionándose y rectificándose hasta quedar recluido en Yuste. De esta manera, son frecuentes las posiciones apologéticas que no se distancian de la misma propaganda que la corte del Emperador puso en circulación en su tiempo. La historia queda así domesticada, se separa de la conciencia crítica de otros actores, mantiene el imaginario del poder y se muestra incapaz de reconocer el trauma que significó para las conciencias libres de la época la figura de un emperador como Carlos V. Lejos de estos planteamientos, estos ensayos intentan captar el juego de la propaganda y de la libertad, las razones del poder y de la crítica, y así devolver la historia a su vida compleja y plural.