El joven Pelayo se ve obligado a abandonar su hogar para evitar morir en manos de Witiza, rey de los godos, que ya ha asesinado a Favila, padre de Pelayo, y que pretende hacer lo mismo con el resto de su familia. Tras vivir años refugiado en la tribu astur del jefe Otur, Pelayo regresa a Toledo, donde acaba siendo nombrado jefe de la guardia personal de don Rodrigo, el nuevo rey, tras la muerte de Witiza.