Con sus Noches lúgubres alcanzó Cadalso, tras su muerte, un éxito de público que no había conocido con ninguna de sus otras obras. En el siglo xix llegó incluso hasta la clase obrera a través de ediciones populares y representaciones fantasmagóricas que se proyectaban por medio de una suerte de linterna mágica. Su éxito se explica por el carácter autobiográfico de la obra, su excelente ambientación nocturna y una trama que incluye crimen, sacrilegio por intento de exhumación y conato de suicidio. Por su tono infractor y subversivo, Noches lúgubres fue delatada más de una vez al tribunal de la Inquisición y se hicieron de ella varias versiones acomodadas a los diferentes ideales de la época. El texto de esta nueva edición preparada por Nigel Glendinning, de la Universidad de Londres, se basa en la única copia que se conoce del siglo xviii e incluye, en Apéndice, las adiciones de distinto signo ideológico que se hicieron en el xix, al tiempo que analiza las contradicciones y ambigüedades de la obra en relación al contexto vital y literario de su autor.