Los Ángeles, 1965. Los barrios negros de la ciudad han sido arrasados por una oleada de disturbios que a punto ha estado de provocar una guerra racial en todo el país. Han ardido comercios, se han derruido edificios, se han saqueado almacenes. Y una mujer negra ha sido brutalmente asesinada. Pero la policía no se atreve a investigar en la zona en un momento de tanta violencia y, además, teme que el asesino pueda ser un hombre blanco. De ser así, no cabe duda de que se producirían nuevos episodios de disturbios entre la población negra. Sólo una persona puede meter las narices en ese barrio devastado sin levantar sospechas. Y a él acude la policía: se trata de Easy Rawlins, el hombre malcarado, hosco y atribulado que pronto convertirá la investigación del asesinato de Nola Payne en un símbolo de la lucha de su pueblo. Rawlins irá reconstruyendo los acontecimientos que rodearon el crimen y empezará a sospechar que la explicación fácil no tiene por qué ser la verdadera. Con su nueva novela, Walter Mosley demuestra tener tanto talento para reconstruir una época como para adentrarse en la psicología de un asesino y su perseguidor.