«Las momias –dice José Miguel Parra Ortiz– son mucho más de lo que a simple vista parecen. Gracias a ellas podemos profundizar nuestro conocimiento de la civilización faraónica y de las personas que las crearon y vivieron.» No se trata tan solo de las de los faraones: hay millones de momias –tantas que en la Edad Media se exportaron a Europa por centenares de miles para emplearlas en medicina y en el siglo XIX se las usó como combustible en los ferrocarriles–, de modo que a través de ellas nos es posible conocer, no solo las creencias y los mitos de los egipcios, sino sus propias formas de vida. En un libro que aúna la seriedad de la información con un planteamiento divulgador y ameno se nos habla de las pirámides y las tumbas reales, de las tumbas de los pobres, de rituales y amuletos, de lo que nos revelan sobre las enfermedades del pasado o de la arqueología de la muerte, pero también de la falsedad de las leyendas sobre supuestas maldiciones o de las trampas y falsificaciones de los traficantes de antigüedades egipcias.