Los paralelismos entre Maximilien Heller, el protagonista de la novela homónima, con Sherlock Holmes, son apabullantes: ambos son detectives de corte privado, que basan su eficacia en un razonamiento deductivo a prueba de bombas; ambos son adictos a las drogas, sobre todo como alivio a una actividad intelectual febril; y ambos delegan su confianza en un médico que asiste al desarrollo de su labor detectivesca, y que son a la postre los que narran el caso. Pero no es Maximilien Heller una copia de Sherlock Holmes, sino una versión previa del célebre detective inglés, aparecido unos años antes y que, gracias a su éxito al momento de su publicación, más que posiblemente tuvo Conan Doyle en su mesilla. Maximilien Heller no tiene, quizás, un acabado tan redondo como las aventuras de Sherlock Holmes, y Cauvain se queda a cierta distancia de Conan Doyle. Pero sigue siendo una novela policíaca y de aventuras más que estimable, con una trama sólida y bien urdida que no deja espacio para el aburrimiento y mantiene al lector atento al caso desarrollado. Y gracias a eso, y a su condición de precursor de Sherlock Holmes, es una novela que se lee con mucho agrado e interés. Y la envoltura de la editorial dÉpoca, primorosa, hace de Maximilen Heller un objeto que gusta mucho tener entre las manos, aumentando el placer. (Carlos Cruz, 13 de agosto de 2015)
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