La acción se inicia en la Semana Santa sevillana, en plena procesión del Silencio, cuando el comisario recibe una llamada a un teléfono móvil a través de la cual el subcomisario Bermúdez informa que ha aparecido el cadáver decapitado de una mujer en el museo arqueológico de Sevilla, a los pies de la diosa Astarté. El detective Ávalos se entera en plena partida, cuando el comisario le cuenta el suceso: una tía en cueros y sin cabeza en el museo arqueológico, con las huellas dactilares quemadas, y un tatuaje con la boca de los Rolling en el pubis, la única pista. Ávalos se mete en el tema porque recuerda que cuatro años antes mantuvo cierta relación con la víctima, al menos recuerda el tatuaje... Las pistas lo llevan a Marbella y al marqués de Fuentescaldas, que mantenía una relación con la prostituta.