La profesión de maestra era uno de los pocos ámbitos laborales en el que las mujeres habían ido conquistando, desde el siglo XIX, un terreno de afirmación, reconocimiento y legitimación en la esfera pública. En los años treinta del siglo pasado, numerosas maestras se identificaron con las ideas de libertad de pensamiento y de cátedra, de promoción de la libertad individual y de laicismo; en las aulas utilizaban la experimentación, la creatividad y los métodos participativos de aprendizaje, trabajaban al aire libre, hacían excursiones y fomentaban la educación física de alumnos y de alumnas.