Jacques Ranciere estudia algunas formas ejemplares de las distancias: El cine toma las ficciones de la literatura, borrando sus imágenes y su filosofía. Rechaza el teatro, pero a costa de cumplir su sueño. Regula el paso de la emoción de las historias al puro placer de la actuación o da más peso a los cuerpos para mostrarnos el pensamiento de la acción. Expone al mismo tiempo la capacidad política de todos y su propio poder de transformar sus manifestaciones en fuegos de artificio o en formas que se disipan como ondas en la superficie del agua.