Fueron cinco los meses que han pasado desde que leí “Un mal nombre”, el segundo tomo de la cautivadora saga de Elena Ferrante “Dos amigas” , pero afortunadamente la espera terminó: por fin conseguí “Las deudas del cuerpo” y “La niña pérdida” . De nuevo les recomiendo que lean la saga en orden: “La amiga estupenda”, “Un mal nombre” y “Las deudas del cuerpo”. Pronto les comentaré sobre el libro que cierra la historia, “La niña perdida”. “Las deudas del cuerpo” es tan maravillosa, tan cautivadora, como los dos primeras entregas; la tercera parte de la saga continúa siendo una espléndida y ágil narración de la historia de ahora ya dos mujeres; de la amistad, del feminismo y la feminidad; se ser mujer en el tercer cuarto del Siglo XX; del amor y desamor; del sexo y la sexualidad; del matrimonio, la maternidad, de la vida en pareja y la soledad. “Las deudas del cuerpo” continua con las historias de Elena (Lenù) y de Lila, entrando a la edad adulta, por el momento alejadas entre sí, por sus decisiones y las circunstancias de la vida. No quiero contarles más sobre la historia, salvo insistir en que la historia de Elena y Lila cautiva, hipnotiza, conmueve, pero sobre todo, provoca adicción. La saga a ratos es thriller, en otros parece telenovela, pero siempre es una gran obra, a tal punto que algunos medios como The Guardian han afirmado que Ferrrante ya es digna del Nobel de Literatura.
hace 1 año