Cuando el joven egipcio Weni Imhotep desembarca en Manu, una isla legendaria en medio del Océano Atlántico, sólo es capaz de imaginar maravillas acerca de la civilización que la habita. No puede adivinar entonces las tribulaciones que tendrá que afrontar durante su accidentada estancia. Las circunstancias harán que finalmente, por gratitud y por amistad, se alíe con un singular grupo de ladrones. Al llegar, le embarga el entusiasmo por conocer la cultura nativa y disfrutar del esplendor y el bienestar que reinan en aquellas tierras, pero no tardará en vislumbrar su decadencia y en percatarse de que, como él mismo dice, "en todas partes crece la hierba de la controversia y medra la podredumbre". Incluso en la Atlántida.