El continente africano es una enigma difícil de comprender para la mayoría de sus observadores externos. A menudo es analizado a partir de categorías que lo reducen a una realidad demasiado simple, o bien es visto desde un extremo que coloca el énfasis en la violencia tribal, las epidemias o las hambrunas. En La herencia colonial y otras maldiciones se reúnen por primera vez las crónicas de África de Jon Lee Anderson, en las que demuestra una vez más por qué es considerado uno de los mejores periodistas del mundo. Con una valentía que raya en lo temerario, el autor se adentra el lugares y situaciones límite, de caos y violencia totales, para posteriormente narrar lo observado con una gran objetividad. Rara vez se permite tomar partido, lo cual vuelve mucho más efectivo su relato de las realidades tan complicadas que presencia. En sus crónicas desde Liberia, Angola, Santo Tomé, Zimbabue, Somalia, Guinea, Sudán y, por supuesto, la Libia de los últimos días de Gaddafi, Jon Lee Anderson consigue acceso directo a las más altas esferas del poder, revelando a sus lectores de qué están pobladas las mentes de los líderes, incluyendo a algunos de los más sanguinarios dictadores. A la vez, se da el tiempo de conocer el relato del hombre común, para lograr darle voz a aquellos que invariablemente padecen los excesos de los tiranos y de las encarnizadas luchas políticas. El resultado es una síntesis que hace justicia a lo que ocurre en un continente tan fascinante como complejo, plagado de sutilezas y matices. La mirada aguda sobre África de Jon Lee Anderson está muy alejada de los estereotipos que comúnmente se le asocian en el mundo occidental.