Decía Carl G. Jung que las personas necesitamos cuatro funciones para comprender la realidad y relacionarnos con el medio: el pensamiento, el sentimiento, la sensación y la intuición. De las cuatro, la intuición es la que menos hemos desarrollado. Y, sin embargo, está claro que para abordar la vida cotidiana en todas sus dimensiones la intuición es tan necesaria como la lógica o la razón. De lo que se trata es de expandir y desarrollar la inteligencia intuitiva, el polo más creativo y sensible de la inteligencia. Ello nos ayudará a orientar y manejar las sincronicidades que vamos encontrando a lo largo de la vida (esas coincidencias rebosantes de sentido) de forma positiva y enriquecedora tanto para nosotros como para los demás. Inteligencia intuitiva nos enseña a saber escuchar este sexto sentido, familiarizarse con su funcionamiento, utilizarlo como radar y obtener respuestas concretas. La autora nos acompaña primero a través de una serie de testimonios de apoyo, para luego pasar de la teoría a la práctica.