El secuestro del pequeño David Goldberg en el pueblecito de Ice Haven constituye el punto de arranque de esta historieta en cuyas profundidades descansa una magistral y compleja reflexión sobre el ser humano, su comportamiento y su impulso creador. Con una genial mezcla de crueldad y ternura, el autor desgrana las más íntimas -y siniestras- motivaciones de nuestros actos.