Resumen

Esta la típica histeria de la niña que levantó los muros de un laberinto, señalizando la salida, para hacerte saber que conocer la cura no te hará eludir la enfermedad. La misma que convirtió miedo en Oscuridad, culpa en Penitencia y pérdida en Grecia. La que recorre las estaciones señalando a los que nunca llegan, la de la tiza en la escena del crimen, el quinto cuchillo que falta en la cocina, el cuarto peldaño roto, la tercera persona, el segundo premio y la primera palmada en la espalda al morir. Grecia es todo lo que te queda cuando no te queda nada. Deja la mente en gris, cúbrela del polvo que levantaron las cenizas cuando bajaste la guardia en blanco y escuchaste los primeros disparos. No hablarás bien de una pérdida. No hablarás bien de lo que fue y ya no es tuyo. No hablarás bien de lo que en cualquier momento, preso de la libertad otorgada por tus manos, caerá en las de otro. No alabarás tu trofeo entre los sucios logros de los mediocres. Por eso has llegado hasta aquí, puedes salir cuando quieras: pero entrarás cuando ella lo diga.