No es una coincidencia que el Invierno Nuclear (el oscurecimiento de la Tierra durante las 24 horas del día menos una, cuando hay luz solar) haya creado un ambiente casi perfecto para los vampiros. Ellos han ganado, tienen el control del planeta y los humanos han sido finalmente dominados, encerrados en vastos campos de concentración por el mundo donde, criados como vacas, ovejas o cerdos, son alimentados y “cosechados” para el mantenimiento y placer del Master. Una red desorganizada de humanos libres, constituida por gente común, entre ellos Eph, Zack, Vassily y Gus, continúa una desesperada resistencia, interrumpiendo el devastador nuevo orden del mundo y batallando contra los Señores Vampiros en todas las ocasiones posibles. Para ganar, tienen que confiar en la intervención de una inesperada raza de seres (quienes otorgan un nuevo sentido a la frase “ángeles y ministros de la gracia defiéndannos”) quienes organizan a los humanos para la última batalla, la que recupere y rehabilite el planeta para toda la humanidad. Se juega con los sobrevivientes como si fueran peones en un juego del Bien y el Mal que tiene sus orígenes en los tiempos Bíblicos, y que requiere del sacrificio final de todos los implicados.