Ante la dura recesión, ¿sólo caben recortes y reformas «agresivas»? El desbocado crecimiento del paro y del déficit público, las convulsiones de la eurozona y, sobre todo, de los países periféricos, ¿no admiten otras salidas que las impuestas por el directorio franco-alemán y por nuestro gobierno? El autor de este libro-manifiesto, Alberto Garzón Espinosa, el diputado más joven de la actual legislatura, anuncia que nos hallamos inmersos en un cambio de época, en un proceso rupturista que no acabamos de percibir en su totalidad. Los gobiernos, nos alerta, aprovechan la crisis para recortar derechos laborales y empeorar las condiciones de vida de la mayoría de ciudadanos, en un proceso de chinarización que amenaza con instaurar un nuevo régimen de semiesclavitud. Como consecuencia de todo ello, la rebeldía nace en los poros del sistema y se cristaliza en movilizaciones sociales como las del 15-M. Y no es para menos: en los últimos años las grandes empresas, la banca y las grandes fortunas han hecho caer, bajo el disfraz de los llamados «mercados financieros» a gobiernos enteros, sustituidos por ejecutivos títeres, y han convertido la democracia en una farsa, en un elemento de márketing, desechable cuando el dinero de los poderosos está en juego. Garzón reta a la izquierda a saber leer la jugada del neoliberalismo y canalizar la indignación hacia un objetivo ambicioso: superar el actual sistema económico y político. Somos mayoría –proclama este economista indignado– los que objetivamente nos beneficiaremos de una transformación sistémica como la descrita en estas páginas. Cada uno de nosotros, concluye, tiene que convertirse en un activista, porque convencer de esta realidad a otra persona, aunque sólo sea una, es ya toda una victoria.