En su versión definitiva —aportando revelaciones biográficas inéditas—, los Escritos de VN (era y es un homenaje a Vladimir Nabokov de Pálido fuego) se han convertido en una elegía a la familia, los hombres y mujeres que murieron con el proscrito; y una parábola sobre la profanación y el fin del hogar, la casa íntima del autor, su patria, el fantasma errante de una vieja, cansada y amenazada civilización europea. Perdidas las cenizas de VN entre los macizos de flores que desaparecieron cuando el hogar familiar —vendido y expoliado, por unas monedas— se convirtió en un parque temático, su memoria quizá perdure entre los surcos de la tierra prometida de sus Escritos». Juan Pedro Quiñonero.